En medio de la incertidumbre de la pandemia, buscar nuevas formas de expresión y sustento se convirtió en una necesidad. Así nació nuestro proyecto: creé un perfil de Instagram para ofrecer bisutería y, poco a poco, fui encontrando un público que apreciaba mi estilo. Pero la historia no terminaba ahí. Mi novio, orfebre de profesión y apasionado por el arte de moldear metales preciosos, vio en mi  iniciativa una oportunidad para unir sus talentos. Me propuso combinar su experiencia en anillos de compromiso y de boda con tu habilidad para conectar a través de las redes sociales.

Aquel “¿y si lo hacemos juntos?” se convirtió en un punto de inflexión.

Cuatro años han pasado desde entonces. Ahora, como esposos y socios, seguimos dedicándonos a lo que nos hace felices: diseñar y elaborar anillos de boda y de compromiso que marcan momentos únicos en la vida de nuestros clientes. Cada pieza lleva consigo no sólo la destreza del orfebre y la sensibilidad de la persona que la comparte al mundo, sino también la historia de dos emprendedores que creyeron en su sueño. Hoy nos sentimos bendecidos por aquella decisión tomada en plena pandemia, agradecidos por cada cliente feliz y emocionados por todo lo que aún nos queda por crear juntos.